Os traigo lo que quizás sea una futura exposición. Una que nació de la petición de otra diferente...con una historia increíble que contar.
Haluros de plata y cante se unen de la mano y así surgió el título "Cantando en plata" . Una sesión fotográfica en formato medio. Una sesión que se convirtió en popular y preocupó a muchísimas personas incluso antes de ser visualizada.
Y es que el mundo de la fotografía analógica es totalmente impredecible, como lo es el destino.
Os cuento.
Hace unas semanas me pidieron retratar a una persona de Jerez, mi ciudad. Ese retrato va a pertenecer a una exposición colectiva a nivel nacional donde numerosos filósof@s de la vida, de la calle, en general, van a ser fotografiados.
Me puse en contacto con José de los Camarones y de inmediato congeniamos. Es importante la relación y el buen entendimiento entre quien retrata y la persona que va a ser retratada. El hielo se tiene que romper de manera adecuada. Sin presiones, prisas, sin rigidez por ninguna de las dos partes. La sesión se programó en un estudio fotográfico de Jerez y se llevó a cabo tanto en digital como en formato medio.
Siempre revelo en casa, siempre. Pero al ser una petición algo especial decidí probar que un buen laboratorio fotográfico se encargara de ello...y ahí empezó todo.
Los carretes nunca llegaron a dicho laboratorio.
Una hora después de que un mensajero los recogiera...robaron la furgoneta llevándose mi caja.
Durante cuatro días no supe nada de los carretes y sentí como si me hubieran arrancado las emociones de ese día. Como si me hubieran silenciado el cante de José de los Camarones, un cante que me regaló mientras estaba siendo retratado.
Busqué por las calles, por las redes sociales. Descubrí que la gente se implicaba conmigo, que me entendía y no querían que esto terminara con mal sabor de boca.
José, en un programa de radio, hizo una petición. Que quien encontrara dichos carretes no dudaran en llevarlos de forma anónima a esa radio. Y así ocurrió...
No sé, pero si difícil es que roben unos carretes más difícil es encontrarlos...en buen estado.
Y eso me ocurrió. Nos ocurrió, a todos los que me daban muestras de ánimo y cariño.
No tengo palabras de agradecimiento para tantas personas, pero sí muchísima suerte.
Por supuesto revelé en casa. Porque después de todo le debía a José, por su generosidad, que me siguiera implicando hasta el final. Eso no quita que alguna vez mande a revelar a dicho laboratorio que también se sintió preocupado por lo que me había pasado, sin ni siquiera tener ellos la culpa.
Os dejo algunas de esas fotografías que casi desaparecen...y también os dejo un enorme tesoro musical...el del gran José de los Camarones.
https://open.spotify.com/album/5AoctmezexOf1PtDDtUOLM?si=vMNkWCSOQPmMf5M3t6vcTA